lunes, 9 de noviembre de 2009

Conociendo a Johann.

Finalmente me decidí por los jeans, así me veo regia y relajada a la vez. También aproveché para estrenar unas sandalias españolas maravillosas, más un top lila que hace que se destaquen más mis ojos. Usé joyas sencillas, porque nueva rica no soy.

Por supuesto que llegué un poco tarde, así, al entrar, todos los ojos se posarían en mí. Puse especial atención en la cara de Johann. Lo vi boquiabierto; quizás no me imaginaba tan regia como lo soy en verdad.

También me fijé en él, por supuesto. Tiene razón la Lena: se nota a lo lejos que tiene un buen cuerpo, espaldas anchas, brazos tonificados. Para mi gusto un poco tosco de facciones, muy rubio, pero es de ese tipo de persona que se nota que es extranjera, lo que es ideal para llamar la atención con él.

La Lena hizo comida típica alemana, que a Sven y Johann les encantó. Personalmente la encuentro asquerosa, llena de grasa, con razón son tan gordos. De hecho Johann, en unos pocos años, será el típico guatón alemanote. Y la Lena también, si sigue comiendo así.

Johann se comportó como un caballero, muy atento. Por supuesto que me hice la interesante, y hasta bostecé un par de veces. Es que la verdad me sentía muy incómoda en esta especie de cita a ciegas, ni que estuviera desesperada por un hombre. Johann, o cualquier otro, si quiere estar conmigo, debe hacer un esfuerzo. Toda esta actitud me duró hasta que me paré al baño y la Lena me siguió.

- ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué pareces como aburrida?
- No me pasa nada. Estoy normal.
- Mira, si quieres que Johann se interese por ti, muestra un poco de interés. ¿O acaso no te gustó?
- Me parece bien
- ¿Bien? Es regio, tiene plata, es el acompañante ideal para sacarles celos a Juan Antonio, y de paso, volver a casarte.
- Déjame conocerlo un poco antes de pensar en casarme, Lena.
- Entonces demuéstrale que te interesa: ríete de sus chistes fomes, hazle alguna pregunta, que se yo.
- Lo haré, no te preocupes.

Volví a la mesa y me hice la interesada: me reí de un par de chistes fomes de alemanes, le pregunté por la edad y nombre de sus hijos (lo que se me olvidó), me contó un poco de su trabajo (que también olvidé) y nos dimos cuenta que ambos amamos la cocina francesa. Con esta excusa me pidió mi número de teléfono para invitarme “al mejor restaurante francés”, según me dijo.

Cuando nos despedimos, me tomó de la cintura para darme un beso en la mejilla. No me gustó mucho esa actitud de tanta confianza. Veremos cómo se comporta en la cena.

2 comentarios:

Leslie Miranda dijo...

A veces pienso que esta mina se merece a todos esos pasteles con los que se empareja, si ella es demasiado superficial y hueca. Me rio mucho de ella, la dura, me siento mejor persona, jajaja

Vamos a ver que pasa en el matri

Insisto... dijo...

Que buen retrato de la hueca con y sin plata :D

Que me tomen de la cintura no es malo,si hay curvas...vergonzoso sería no tenerla jajaja.

yap...subiendo.