lunes, 30 de mayo de 2011

7 semanas.

He estado tan pero tan ocupada, que no he tenido tiempo de escribir todo lo que me ha pasado en estas 7 semanas. Qué atroz, se supone que dejé el siquiatra y escribiría todo aquí en mi pc rosado para no tener que volver aproblemada a contarle mis cosas a un médico que no me da respuestas. Y, con la relectura –supuestamente- no cometería los mismos errores.

En fin, me lo juro solemnemente que no volverá a ocurrir. El problema es por dónde parto el resumen de estos casi dos meses de mi vida. ¿Juan Antonio y Javier? Qué lata, pueden esperar, además que siempre están.

El hostel, que es lo que me mueve por ahora. Porque no he olvidado en ningún momento que mi fin es ser millonaria y no depender de nadie más.

Gracias al gran trabajo del constructor ya está tomando forma y pude guardar todas mis cosas en mi loft/oficina, claro que voy a tener que vivir en el apart hotel hasta agosto según mis cálculos, uno porque hace mucho frio para vivir en un edificio a medio terminar, y dos, porque el trabajador que cuida ha demostrado ser responsable y honesto, lo que me da mucha tranquilidad.

Mariano tuvo una idea excelente para el hostel: cada habitación será un artista chileno. Existirá la habitación Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Nemesio Antúnez, Claudio Bravo y otros más que no recuerdo. Y en esto hemos estado trabajando –y comprando- estas semanas: la decoración de cada dormitorio y de las áreas comunes. Esta es una de las tareas que más me gusta, y cosa extraña en mí (jamás pensé que así sería), es que conozco el Persa Bío Bío de punta a cabo.

El único problema que tenemos es el nombre del hostel. Mariano encuentra súper nada que ver el que yo tengo pensado: “Four Seasons”. Sé que es la copia de una cadena hotelera top, pero los gringos lo pueden pronunciar, y es elegante. Según mi diseñador top y BBF, los mejores nombres son unos mapuches que encontró: Tahiel, Kuyén, Ankatú y otros más que no memoricé. Imposible que un gringo los pronuncie. De todas maneras le daré unas vueltas al tema, total el nombre será importante a partir de septiembre, no antes.

¿Qué más? Mis amigas: La Lena sigue igual, con su vida de dueña de casa feliz. No tengo claro si la razón por la que prefiere a Juan Antonio de Javier es que lo conoce antes de la Alison, pero cada vez que nos juntamos las tres, se dividen por uno o por otro. Y la gran novedad es que la Alison está embarazada. Igual ella estaba feliz cuando me lo contó (no me lo esperaba, pero te juro que es lo mejor del mundo) y tuve que hacer como que me alegraba, porque la verdad no le encuentro ninguna gracia tener una amiga embarazada justo cuando más la necesito. Su única preocupación es su “bebé” –como ella le dice- y le presté a regañadientes a Mariano para que le decorara el dormitorio que ocupará su hijo, que creo nacerá en enero. ¿Cuál es el apuro, me pregunto yo?

La otra novedad que no debo dejar de constatar es que finalmente nos divorciamos con el latero de Francisco. Con el horrendo de mi primer marido anulamos el matrimonio, pero ahora toda la ley cambió y soy legalmente divorciada. Tuve que ir a esos horrendos y últimos juzgados, pero el trámite fue corto, como no hay hijos ni dinero de por medio, según me dijo el abogado. La promotora pobretona también fue, y me miró como si yo le fuera a quitar a su gallina de los huevos de oro. Igual la entiendo, si parecía morsa con esa media guata, de seguro subió como 30 kilos con el embarazo. No recuerdo si fue el jueves o el viernes que me llamó la Alison para contarme que había nacido la supuesta hija de Francisco, porque fue mujer. Muéstrame el adn primero y luego lo felicito, le dije a la Alison, que casi se pone a llorar y me retó por lo bruja y casi me da un discurso que los niños son milagros de la vida y la dejé nomás que me dijera tanta tontera, si mal que mal son las hormonas que hablan por ella.

También quiero dejar registro de mi cumpleaños, el 20 de abril. Se me armó un enredo gigante, porque tanto Javier como Juan Antonio me lo querían celebrar. Y obvio que no podía juntar mis dos amantes en un solo lugar, sobre todo si ellos se creen el amor de mi vida.

Pero ya habrá tiempo para escribir sobre esos dos, que harto lateros que se ponen también. Sobre todo Javier, que para mi cumpleaños se le ocurrió la estúpida idea de regalarme un anillo de compromiso.