lunes, 18 de enero de 2010

Planeando las vacaciones.

De pura tonta vi las fotos de la luna de miel de Juan Antonio con la china. Como la Lena es amiga de los dos, mientras nos tomábamos un café que me cayó pésimo, me mostró los álbumes de ambos. La china fea subió un montón de fotos, pero las que más me cargaron fueron las del álbum “nuestro hogar”. Si supiera la tonta que en su “hogar” estuve con su marido nuevo, mientras ella no estaba.

Llegué a mi casa a hacerme un vodka tónica; lo necesitaba urgente. Me acordaba de varias fotografías en que Juan Antonio sale con sus gestos tan típicos, esos mismos que hacía conmigo. Lo que no entiendo es cómo se pudo fijar en esa china tan fea, aunque según la Lena es muy atractiva.

Cuando me estaba preparando el segundo vodka, llega Francisco. Todavía no lo permito en mi casa, me espera en los jardines del edificio. Le dije que no tenía ganas de verlo, que me sentía mal, pero insistió tanto, que bajé.

Me entregó una caja preciosa, la que le recibí de mala gana y le dije que la última vez que me regaló una joya fue por cargo de conciencia. Abrió él la caja, y me mostró su interior: tenía las llaves de mi nuevo jeep. Me indicó la calle y allí estaba, estacionado. Me puse feliz, pero como no se la pienso hacer fácil, le dije que el color no era de mi agrado, pero que se lo aceptaba igual.

Me dijo que me tenía otra sorpresa, pero en otro lugar. Nos subimos al jeep y Francisco me llevó al barrio que más me gusta, y me mostró el departamento que estaba comprando. Por supuesto que me encantó, pero le dije que no quería entrar, que ya le había dicho que me sentía mal, que me fuera a dejar.

En el camino me preguntó si tenía ganas de ir de vacaciones con él:

- Fíjate que me da una vergüenza atroz ir y que toda la gente que frecuentamos por detrás se burle de mí.
- ¿Por qué dices eso? – Me preguntó haciéndose el tonto.
- Francisco por favor. Sabes a que me refiero. Supongo que tuviste la decencia de mantener tu amorío con esa rota dentro de las cuatro paredes de tu departamento y que nadie la conoció.
- Nadie la conoció – me respondió bien bajo.
- De todas maneras no quiero ir donde vamos todos los veranos.
- Pero pensé que la casa te encantaba.
- Me gusta, pero tengo ganas de hacer algo distinto.
- ¿Y dónde te gustaría ir?
- Fíjate que me tiene aburrida el calor. Podríamos ir a Europa, a esquiar.
- Tendría que ponerme a sacar cuentas… ¿No prefieres ir a Estados Unidos, Nueva York por ejemplo?
- No. La semana pasada en el gimnasio me comentaron que en el norte de Italia hay lugares hermosísimos para esquiar. A todo esto, ¿cuándo son tus vacaciones?
- En febrero.
- Tenemos tiempo de sobra para organizarnos.
- Puede ser, pero tengo que sacar cuentas, porque con la compra del departamento nuevo…
- Avísame cuando tengas novedades.
- ¿Te gustaría almorzar conmigo mañana?
- Te aviso temprano, porque a veces almuerzo con la Lena.
- Voy a estar esperando tu llamada.
- Y yo las novedades de las vacaciones.

lunes, 11 de enero de 2010

Conversando con Lena VI: las condiciones.

- Cuéntamelo todo. ¿Ya tuviste sexo de reconciliación con Francisco? Es la mejor parte.
- Por supuesto que no, Lena.
- ¿Acaso no volviste con él?
- Lo que se llama volver, no. Le estoy dando una nueva oportunidad.
- Pero si pasaron el año nuevo como marido y mujer, no entiendo.
- Eso lo hice para que mi mamá me dejara de molestar, pero dormimos en distintas habitaciones.
- Me imagino cómo debe estar el pobrecito de Francisco.
- Arrastrándose a mis pies, como corresponde.
- No seas tan dura con él.
- Se lo merece con creces. ¿O acaso no te acuerdas que me dejó en vergüenza con todos nuestros conocidos al meterse con la rota teñida esa?
- Pero si eso fue una calentura; además que la tipa esa no te llega ni a los talones.
- De todas maneras aún me siento muy ofendida por todo lo que pasó.
- Agradece que Francisco tiene nuca de fierro.
- ¿Por qué dices eso?
- ¿Cómo que por qué? ¿No te suena Juan Antonio Soriano?
- Son dos cosas totalmente distintas. Y no me hables de él.
- ¿No viste sus fotos en facebook de su luna de miel?
- Lo borré de amigo hace tiempo.
- Que eres lesa, si igual es entretenido ver las fotos. Pero yo te las puedo mostrar.
- Te juro que no me interesa. Borré a Juan Antonio definitivamente de mi vida.
- Eso lo he escuchado como mil veces.
- Ahora es en serio, Lena.
- ¿Por eso le diste otra oportunidad a Francisco?
- Para serte honesta, estuve pensando bastante sobre mi futuro. El día de navidad – cuando la ubicadita de mi madre invitó a Francisco- lo miré fijamente mientras me explicaba lo de la rota teñida y que quería un futuro nuevo para nosotros, y fíjate que me gustó verlo así, rogándome. Por eso pasé con él el año nuevo. Aunque yo sigo viviendo en mi casa y él en la suya.
- ¿Y si vuelves con él vas a vivir en el departamento donde estuvo con la rota esa?
- ¡Estás loca! Eso está en el listado de una de mis condiciones: comprarnos un departamento en el barrio que yo elija.
- Me parece bien. ¿Y un jeep nuevo?
- También.
- Vas a dejar en bancarrota al pobre.
- Tendrá que trabajar más duro entonces. Me parece que le ofrecieron hacer clases, y le pagan bastante bien.
- Me alegro mucho, fíjate. No te veía futuro viviendo sola, además que la plata tarde o temprano se te iba a acabar.
- Sí, que atroz. Me muero si tengo que trabajar.
- ¿Y cuando tienes pensado volver con Francisco, o acostarte con él?
- Que feo, Lena. Sabes que me carga eso de “acostarse”.
- Bueno, entonces cuando piensas hacer el amor con tu marido.
- Cuando llegue con el jeep nuevo, del color que yo quiero.