lunes, 3 de agosto de 2009

Conversando con Lena V:

- Me tienes realmente preocupada. No te hace bien pasar encerrada en el departamento todo el día.
- No me siento bien, Lena.
- Me imagino que no, pero debes buscar una solución. ¿Hablaste con Francisco?
- Se está quedando en un hotel mientras espera que yo lo escuche.
- ¿Y volviste a llamar a Juan Antonio?
- ¡Estás loca! Tengo dignidad, y harta.
- ¿Qué tiene que ver la dignidad aquí?
- Lena, se va a casar sí o sí con la china fea.
- Pero mujer, quizás lo pillaste por sorpresa con tu noticia.
- Me da lo mismo; yo esperaba que se pusiera feliz porque finalmente podemos estar juntos, como siempre quisimos.
- ¿Estás 100% segura que es lo que tú realmente quieres?
- ¿A qué te refieres?
- Según lo que tú me contaste, cuando Juan Antonio te dijo que te casaras con él tu dudaste por su forma de vivir, por la forma en que tendría que cambiar tu vida, y finalmente le dijiste que no.
- Pero eso fue antes.
- Pero las cosas no han cambiado nada desde entonces.
- Estás confundiendo las situaciones, Lena.
- Me parece que la confundida eres tú. Sabes que si vives con Juan Antonio, tendrías que trabajar y vivir de otra manera. No te podrías dar los gustos que ahora sí, por ejemplo.
- Podría seguir con mi estándar de vida y con Juan Antonio, porque mi idea era obligar a Francisco a que me dejara este departamento y que me suba la pensión. Ahora da lo mismo.
- Te apuesto que te has dedicado a tomar vodka tónica y ni has ido a ver al detective.
- Es que lo que haga Francisco me da lo mismo.
- ¿Le vas a regalar a la rota teñida tu marido?
- Se supone que ya no está con ella.
- Si quieres yo voy donde el detective y te llevo los informes.
- ¿Te conté que mi mamá me recomendó una terapia de pareja con Francisco?
- Me parece excelente idea.
- ¿Tú crees que debería aceptar de vuelta a Francisco y olvidarme para siempre de Juan Antonio?
- Si lo vemos por el lado que Juan Antonio se casará en la primavera con Nanako y que Francisco te pide que lo perdones…
- Mi vida volvería a ser la de antes. Pero sin Juan Antonio.
- ¿Eso es bueno o malo?
- Buena pregunta.
- ¡Pero obvio que es bueno! De hecho, una vez que puedas estar con Francisco sin rencores, deberías embarazarte y comenzar una nueva etapa en la vida de ustedes como matrimonio.
- Ah, no, eso sí que jamás. Me encantan los niños, pero yo no nací para ser madre.
- Eso no se sabe hasta que te embarazas.
- ¿Sabes Lena? Esta conversación sobre el futuro me está haciendo mal. Yo pensaba que todo sería diferente. Te juro que estaba hasta feliz.
- Me da mucha tristeza escucharte así. Pero fíjate que como tu amiga debo ayudarte a que no te hundas más. Voy a ir yo donde el detective a buscar los informes, y así será más fácil saber si Francisco te miente de nuevo.
- Lo malo que el detective no me ayudará a olvidar a Juan Antonio.