lunes, 30 de marzo de 2009

Mi primer fracaso matrimonial.

Me costó aceptarlo, pero la culpa de mi primer fracaso matrimonial la tuvieron mis padres. Claro, porque tuve que asumir yo su sueño de verme casada con un hombre correcto, trabajador y proveniente de una familia como la nuestra.

La juventud me hacía ver la vida de otra manera. Obvio que ahora me veo igual de regia que en aquella época, lo que pasa es que he ido madurando por dentro.

Recuerdo que cuando le di el sí en la Iglesia llena de rosas blancas, tal como lo había soñado desde niña (porque el matrimonio civil es sólo un trámite para mí), juré frente a Dios no pensar más en Juan Antonio y hacer feliz a mi marido. Lo logré por un rato, hasta que me di cuenta que no lo amaba. Con el tiempo me pareció un hombre aburrido, con costumbres de viejo, feo, aparte que siempre tuvo un pésimo gusto para vestirse y si no le compraba yo la ropa parecía mamarracho. Lo mejor de todo es que se puso a estudiar el famoso MBA y ya no tenía mucho tiempo para mí, así es que se me hizo menos insoportable estar a su lado.

Pero un día me llama una ex compañera de diseño para invitarme a su cumpleaños (le iba bastante bien y más de alguna vez le había comprado una pilcha) y me cuenta que Juan Antonio había vuelto de su viaje y había preguntado por mí.

Así fue como comenzamos de nuevo. Claro que jamás tuve la intención de serle infiel a mi primer marido, sólo las cosas se dieron así y siempre tuve la intención de pedirle el divorcio y casarme con mi gran amor, Juan Antonio. Lo bueno es que lo pillé con la fea del trabajo y todo salió mucho mejor de lo que yo esperaba. El problema fue cuando me quedé sola en el departamento y no me alcanzaba el dinero para vivir de la manera que acostumbro. Tuve que volver a la casa de mis papás y arreglármelas con el arriendo. Y como Juan Antonio es tan soñador, me decía que tuviera paciencia, que pensaba poner una academia de ese karate raro y que podíamos ser hasta socios. ¿Te imaginas si trabajamos juntos?, me dijo una vez. Yo lo miré horrorizada y le pregunté si me estaba hablando en serio o era una broma de pésimo gusto.

Así es que cuando se fue en su segundo viaje a China o Japón, da lo mismo, nuestro amor se había enfriado un poco. Había conocido a Francisco en un almuerzo familiar –separado, sin hijos y sus papá con el mío compartían hasta el colegio- y me di cuenta que de verdad había sido criada para estar con hombres así.

No fui a dejar a Juan Antonio al aeropuerto, porque unos pocos días antes que se fuera habíamos discutido sobre el futuro. Según él yo soy una mimada y materialista sin remedio. Me tenía harta con sus argumentos de resentido social.

5 comentarios:

Rocio dijo...

ta loca esta mina, no hay caso

celeste dijo...

OMG...parece que estoy siguiendo el camino de esta loca.

Insisto... dijo...

Parte por contar que es facebook,si no quedamos todas perdidas :D


PD: Voy a buscar un tal Andrés Alcantara en esa cuestioncita haber que me sale,demás está igualito que en la juventud jajaja

Unknown dijo...

Que horror decir q los papas la criaron para tal o cual situación, no sé ¿no está media vejecita para echarle la culpa a los papás?..en fin

Unknown dijo...

Creo que presiento algo.....