- ¿De verdad te besó en la boca? ¿Y cómo fue el beso? ¿Con lengua, medio calentón?
- ¡Pero Lena! Que vocabulario. Fue un beso, como los que les das a tu marido.
- No creo, de seguro fue un beso apasionado, porque los besos que le doy a Sven no tienen ninguna gracia.
- ¿Qué crees tú del beso?
- Que le sigues gustando, obvio.
- Puede ser, pero si me cuenta que se va a casar, que quiere cerrar el círculo de nuestra historia, como en esa onda de querer estar bien con su vida antes de casarse con la china fea esa con nombre raro, y luego me da un beso, ¿qué debo pensar?
- Primero, es japonesa y te juro que es bien bonita. Segundo, que creo que se juntó contigo como para probarse así mismo.
- ¿Para ver si le soy indiferente, o algo así?
- Claro, porque la otra explicación que nos queda es que es un fresco.
- No creo, de hecho se me imagina que el pobre debe estar igual de confundido que yo en estos momentos.
- ¿Y qué hacía tu marido en el centro? Que yo sepa le carga y jamás va.
- Todavía no lo veo para preguntarle, pero debe ser por trabajo, porque ahora va bien seguido.
- ¿Y que le vas a decir de Juan Antonio?
- Qué es un amigo gay que tenemos en común. Ni se va a preocupar. Tu profesor gay, por si nos pregunta a las dos alguna vez.
- Pero Juan Antonio no parece gay.
- Apenas lo vio, y es lo que menos me preocupa ahora. Es que te juro Lena que no entiendo el beso que me dio.
- Mira, los hombres son bien básicos. Si te dio un beso, fue porque tenía ganas y punto.
- Pero cuando uno está enamorado no anda besando a cualquiera.
- ¿Acaso él te dijo que está enamorado de la japonesa?
- No, me dijo que había encontrado la luz o la paz, algo así.
- Viste, no está enamorado. Sigo pensando que se juntó con ella luego que decidiste quedarte con Francisco y no casarte con él.
- No fue mi culpa, ya te lo dije. Y él no luchó por mí.
- Y tú tampoco por él.
- Pucha Lena, no me digas esas cosas. Estoy tan nerviosa, tan desconcertada. No sé qué pensar.
- Llámalo y pregúntale.
- ¿Estás loca?
- Yo no, pero si no le preguntas ya te imagino como te vas a poner.
- ¿Me estás diciendo que lo llame y le pregunté que significa el beso que me dio?
- En resumidas cuentas, sí.
- Que atroz, no me atrevo.
- Bueno, entonces llámalo para cerrar la conversación, para desearle buena suerte, algo así.
- Tengo que pensarlo.
- Tómate unos vodka tónica antes, por los nervios.
- Buena idea.
- Se me había olvidado comentarte, pero me llamó la Cota Correa.
- ¿Y qué quería?
- No he hablado con ella porque me llamó a la casa; la nana le tomó el recado.
- ¿Todavía no sacas tus datos personales del facebook?
- Da lo mismo, la pregunta es otra: ¿Contactaste al Flaco Cortés?
- ¡Estás loca!
- Entonces la voy a llamar de vuelta, para ver que quiere.
- Nada bueno de seguro, Lena.
4 comentarios:
Si lo llama... cagó.. jejeje
si lo llama no pasa na, ahora, si lo ve esta frita...
ta ta tan!!!
Mira dónde voy ya... Viste que me entusiasmé..? Jajaja! Sigo a la noche desde casa. Gran historia!
Besos!
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