lunes, 11 de junio de 2012

En las termas.


Finalmente no me fui a Playa del Carmen. Pasó que al otro día de haber ido donde la señora Mirta, me junté con la Alison y la Lena, les conté todo y lo más inaudito  es que encontraron que tenía razón sobre la dualidad famosa. Pero si lo hiciste hasta hace poco – me dijo la Lena – con Juan Antonio y el músico, no sé porqué te parece raro. Y tus dos matrimonios anteriores, agregó la Alison, siempre fueron tríos.

Estuvimos un buen rato discutiendo, porque no entendían la diferencia de cada situación: mi primer marido fue casi escogido por mis papás, entonces ¿qué más querían, si hacía poco había conocido a Juan Antonio? Después Francisco dale con tener hijos, Juan Antonio se casa con la china fea, Francisco se mete con la promotora esa, ya conocen la historia. Luego Javier con la mapuchita, y bueno, esta vez sí  me gustaban harto los dos, pero ahora estoy sola, feliz y con plata.

Según ellas, tenía que irme a un lugar tranquilo para pensar, donde me pudiera reencontrar conmigo misma. Y fíjate que la idea de casarte con un pelotúo que te deje en paz y con plata no es  tan descabellada. Y así la tía te dejaría de molestar y podrías vivir tranquila.

Con esas dos frases de mis amigas me fui a las Termas de Puyehue, después de la inauguración del hostel. Tuve que hacerme cargo igual mientras los abogados venían los detalles de la venta. Lo malo es que estuve viviendo unos días en la casa de mis papás, y tuve encima a mi mamá preguntándome qué iba a hacer con el dinero y con mi vida. ¿Te vas a quedar sentada todo el día mirando teleseries en una gran casa vacía, acaso?

Por eso apenas me bajé del avión en Osorno sentí mucho alivio. Llovía fuertísimo, a pesar de ser principios de octubre. Tomé el transfer lleno de abuelitos y supe de inmediato que sería una semana de soledad. Me carga el olor a viejo.

Relajada en la piscina, tomé algunas decisiones: comprar dos departamentos en Concón, en un edificio nuevo que se entrega en el verano. Uno lo dejaré para mí, y el otro para arrendar. Así me podré escapar cuando quiera lejos de Santiago. Después pensaba comprarme dos departamentos de esos pequeños en el centro, como inversión. El problema es que no sabía dónde comprarme algo para mí, para vivir.

El otro asunto que me dio vueltas durante varios días fue el qué hacer con mi vida. Al hacerme cargo del hostel me di cuenta que me gustó estar ocupada, haciendo cosas. Claro que quería ser millonaria y soñaba con tener una cadena de hoteles top, pero ahora tengo dinero y nada que hacer.

Mientras volaba de vuelta a Santiago, después de cuatro días relajándome (no soporté una semana con tanto viejo, que atroz), venía convencida de buscar un marido, para ocupar mis días y dejar tranquila a mi mamá y su círculo social. Total, no será la primera vez que lo haga.

1 comentario:

Insisto... dijo...

Leí todos tus escritos de un paraguazo para entender y seguir la historia.
Que le pasa con gran Avenida!:D
Presiento que la venta se funa.A lo más...no habrá depto en Concon.
Bien chuchetis...erís seca!