Finalmente
no me fui a Playa del Carmen. Pasó que al otro día de haber ido donde la señora
Mirta, me junté con la Alison y la Lena, les conté todo y lo más inaudito es que encontraron que tenía razón sobre la
dualidad famosa. Pero si lo hiciste hasta
hace poco – me dijo la Lena – con
Juan Antonio y el músico, no sé porqué te parece raro. Y tus dos matrimonios anteriores, agregó la Alison, siempre fueron tríos.
Estuvimos
un buen rato discutiendo, porque no entendían la diferencia de cada situación:
mi primer marido fue casi escogido por mis papás, entonces ¿qué más querían, si
hacía poco había conocido a Juan Antonio? Después Francisco dale con tener
hijos, Juan Antonio se casa con la china fea, Francisco se mete con la
promotora esa, ya conocen la historia. Luego Javier con la mapuchita, y bueno,
esta vez sí me gustaban harto los dos,
pero ahora estoy sola, feliz y con plata.
Según
ellas, tenía que irme a un lugar tranquilo para pensar, donde me pudiera
reencontrar conmigo misma. Y fíjate que
la idea de casarte con un pelotúo que te deje en paz y con plata no es tan descabellada. Y así la tía te dejaría de molestar y podrías vivir tranquila.
Con esas
dos frases de mis amigas me fui a las Termas de Puyehue, después de la
inauguración del hostel. Tuve que hacerme cargo igual mientras los abogados
venían los detalles de la venta. Lo malo es que estuve viviendo unos días en la
casa de mis papás, y tuve encima a mi mamá preguntándome qué iba a hacer con el
dinero y con mi vida. ¿Te vas a quedar sentada todo el día mirando teleseries
en una gran casa vacía, acaso?
Por eso
apenas me bajé del avión en Osorno sentí mucho alivio. Llovía fuertísimo, a
pesar de ser principios de octubre. Tomé el transfer lleno de abuelitos y supe
de inmediato que sería una semana de soledad. Me carga el olor a viejo.
Relajada
en la piscina, tomé algunas decisiones: comprar dos departamentos en Concón, en
un edificio nuevo que se entrega en el verano. Uno lo dejaré para mí, y el otro
para arrendar. Así me podré escapar cuando quiera lejos de Santiago. Después
pensaba comprarme dos departamentos de esos pequeños en el centro, como
inversión. El problema es que no sabía dónde comprarme algo para mí, para
vivir.
El otro
asunto que me dio vueltas durante varios días fue el qué hacer con mi vida. Al
hacerme cargo del hostel me di cuenta que me gustó estar ocupada, haciendo
cosas. Claro que quería ser millonaria y soñaba con tener una cadena de hoteles
top, pero ahora tengo dinero y nada que hacer.
Mientras
volaba de vuelta a Santiago, después de cuatro días relajándome (no soporté una
semana con tanto viejo, que atroz), venía convencida de buscar un marido, para
ocupar mis días y dejar tranquila a mi mamá y su círculo social. Total, no será
la primera vez que lo haga.
1 comentario:
Leí todos tus escritos de un paraguazo para entender y seguir la historia.
Que le pasa con gran Avenida!:D
Presiento que la venta se funa.A lo más...no habrá depto en Concon.
Bien chuchetis...erís seca!
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