lunes, 14 de febrero de 2011

Enero 2011, primera parte.

Ando de lo más tranquila. Sí, porque a pesar de todo lo que me ha pasado, sólo pienso en mi finalidad: ser millonaria.

Por eso comienzo con lo más importantante: ya está lista la sociedad (mi papá aparece como el socio mayoritario, pero es sólo papel), compré la casa y mi día se divide en ir a controlar a los maestros, juntarme con Mariano - el diseñador y mi BFF, como me dice en broma-, ir a ferias o a Independencia, lugares que no tenía idea que existían.

Es increíble la cantidad de trabajo que tengo. Es que la casa estaba en un estado bastante deplorable. Sacamos ¡tres! camiones con basura. Increíble. Me ayuda bastante el hecho que Javier anda tocando por casi todo Chile. Si apenas llegamos de Puerto Varas, partió a tocar.

A pesar de todo lo que tengo que hacer, ha sido raro estar sola estas semanas en Santiago, ya que todo el mundo anda de vacaciones. Sobre todo por la ropa de trabajo que uso: jeans viejos, zapatillas gruesas, polera grande (algunas antiguas de Javier), el pelo tomado, y mi bolso con mi pcrosado. Anoto todo, soy de lo más ordenada. Es que tengo que serlo, porque mi papá –quien al principio se mostró desconfiado- anda de lo más orgulloso contándole a todo el mundo que tiene una hija con alma de empresaria, como él. Hablamos casi todas las noches por teléfono, donde yo le cuento los avances, y si tengo algún problema con el constructor -por ejemplo- él lo llama para llamarle la atención.

Lo otro que me complica es que ya no será un hotel boutique, ahora seré dueña de un hostel. Mariano fue quien me convenció. Y con toda razón. Pensar que al inicio no quería trabajar con él, no tanto por el hecho que sea gay y que viva con su “marido” (como él dice), más que nada porque es íntimo amigo de mi mamá, le decoró la casa y la verdad es que no me gusta para nada como la dejó. Según Mariano, hizo lo que mi mamá le dijo: No es mi obra esa casa, mi linda.

Ahora es como mi mejor amigo, ya que la Lena se fue a la playa (de vecina con Francisco, me contó que a la promotora pobretona ya se le onta la panza) y la Lena partió a Estados Unidos donde los parientes de James.

En palabras de Mariano: no tengo experiencia para abrir un hotel boutique. Fue lo primero que me dijo cuando nos reunimos.

- Si quieres ser millonaria, comienza de a poco. Es como si jamás nunca hubieras cocinado, y te pones a preparar un creme brulee.

- ¿No es un poco rasca una hostería?

- Hostel, mi linda, hostel. Grábeselo en esa cabecita linda que tiene.

- No entiendo para qué un hostel y no un hotel boutique.

- Mira, con un hostel no necesitas tener restaurante, lo que en un hotel boutique sí. ¿Te imaginas a cargo de un hotel y además de un restaurante? Una locura, con todas sus letras.

- Pero mi idea es ganar plata Mariano, que vengan gringos a gastar plata a mi hotel.

- Entonces asóciate con el Sheraton o el Hyatt. No me mires con esa cara. El gringo que quiera venir a este barrio a dormir, es porque quiere conocer el verdadero Santiago, esa cosa del barrio, del día a día, ver la historia de la ciudad.

- Gringos pobretones.

- No seas lesa. Gringos estrafalarios y con plata. Ya verás.

Para el cumpleaños de Javier aproveché de matar dos pájaros de un tiro: visité varios hostels de Valparaíso, y lo visité de sorpresa. No le pude hacer la gran celebración que había pensado, ya que tenía todo enero y febrero agendado.

Ese día – el jueves 13- lo llamé tempranísimo para desearle un feliz cumpleaños, y le mentí: que no me esperara ese día, que el sábado viajaba a Valparaíso de todas maneras. No podía esperar a abrazarlo y darle su regalo: un abrigo hermoso de cashimir, ideal para las noches frías en la costa.

Ocurre que el viaje a Puerto Varas me hizo pensar de otra manera. Me trataron tan bien, mis suegros felices porque era la primera vez en mucho tiempo que Javier dejaba de tocar para ir a pasar el año nuevo allá, su hermana atenta a mis requerimientos, la casa fabulosa donde viven. La tarde antes de volver a Santiago, recorriendo a caballo el fundo, me di cuenta que somos iguales socialmente, que nuestras familias son bastantes parecidas, que ya basta de andar preocupándome de Juan Antonio y la china fea, que debo divorciarme cuanto antes de Francisco y hacer mi vida tranquila con Javier, total, si soy millonaria, él también tiene dinero y hasta heredará mucho más.

Con ese espíritu lo llamaba diariamente, mientras lo ponía al día de los avances de la casa, de las ideas que me daba Mariano, que sí, que no se preocupara de sus plantas, que las estoy regando tal y cómo me lo enseñó.

Llegué alrededor de las cuatro de la tarde al Cap Ducal, porque ni loca dormía con todos los músicos cerca en el hotel que se estaban hospendando. Como Javier no me contestó el celular, llamé a Gabriel: Si no te contesta, es que debe estar durmiendo. Estuvo regado el almuerzo del cumpleañero.

Partí al horrendo hotel, pregunté el número de la habitación, golpeé la puerta, y me abre la mapuchita.

Y yo como estúpida, con un hermoso paquete de regalos en la mano.

3 comentarios:

Rocio dijo...

cuanto esperaba esto!!!!! está buenísimo!!!!! uta la mina toda feliz y le aparece la "otra" uta que tiene mala cueva

Xiao Mei dijo...

tengo sentimiento entre pena y risa por esta mina, tiene harta mala suerte con los minos, pero ella tampoco trabaja las relaciones que tiene.


Saludos desde Valparaiso.

PD: que rico que ya volvió mi pc rosado.

Anónimo dijo...

Que fácil es empezar un negocio cuando tu papito está detrás con el soporte financiero.

Esta mina a veces me supera!

Saludos!!