lunes, 10 de mayo de 2010

Discutiendo con Francisco.

- Amor, necesito hablarte de la reunión del viernes.
- Ah no, que lata hablar de trabajo en la casa.
- La verdad es que quedé un poco desilucionado de tu labor en la tienda.
- ¿Desilucionado? ¿A qué te refieres?
- Se supone que la reunión era para presentarnos unos cuantos proyectos o ideas acerca de la inauguración, y no llegaste con nada.
- ¿Cómo que con nada? Si les dije mis ideas.
- Pero necesitamos un proyecto, valores, si es con una productora, cuantas modelos, qué tipo de música, cosas en concreto.
- Pero si te dije que una de las niñas está cotizando con varias productoras.
- Es que ese es el problema. Tienes que hacerlo tú.
- ¿Y por qué?
- Porque la tienda es tuya, por eso.
- No te pongas latero Francisco. Obvio que es mía, pero por algo soy jefa.
- Ser jefe significa tener responsabilidades, no que te hagan las cosas.
- ¿Acaso quieres que yo llame y hable con esa gente?
- No veo el problema que lo hagas.
- ¿No ves el problema? Pues yo sí lo veo. Y no lo haré, no haré esa rotería.
- ¿Llamas rotería al trabajo?
- A ver, Francisco, déjame decirte algo. Tú conoces a mi familia hace años, sabes como es mi mamá, mi papá, como me educaron.
- Déjame decirte que tu papá está feliz con que trabajes.
- Mi mamá casi se murió. Pensó que estábamos casi en la bancarrota. Y no me desvíes del tema. Lo que te quiero decir es que tú sabes cómo es mi estilo de vida, así me conociste, así me aceptaste y antes del terremoto terrible no te molestaba.
- Me hubiera gustado que me acompañaras al sur a ver a esa pobre gente cómo quedó sin nada, a esas mujeres luchadoras, sacando adelante a su familia, felices con un litro de leche...
- ¿Y por esa gente yo tengo que trabajar, comprarme menos ropa, dejar de ir a mis restaurantes favoritos con mis amigas?
- Lo hemos discutido un millón de veces. Se trata de dar las gracias por la vida que tenemos, por eso es importante trabajar y ayudar.
- Ayuda tú por los dos, ya te dije.
- Pensé que la tienda te iba a gustar, que te ibas a involucrar en este proyecto, que nos serviría para nuestro matrimonio.
- ¿Quieres que te recuerde el porqué nos separamos?
- Quiero que me comprendas.
- Mira Francisco, te lo digo de nuevo para que no se te olvide: no fui criada para trabajar. Si hago esta tontera de la tienda, es con la esperanza que vuelvas a ser el hombre con el que me casé.
- Soy el mismo, lo que pasa es que ahora tengo conciencia social.
- Y yo ayudo mucho al padre Ortiz cuando pide ropa y alimento para los pobres, y no por eso quiero que tú seas otro. ¡Se me olvidaba! Fidelidad me gustaría de tu parte. ¿Mucho pedir?

4 comentarios:

Atrapada dijo...

Esta mina es realmente insoportable, que ganas de aplaudirle los cachetes!!!!

Pero no puedo dejar de leer, es adictivo jaja. Saludos

El autor dijo...

conciencia social... interesante

LadelosSuenios dijo...

Sabes... a pesar de todo ... en este caso, le encuentro algo de razón a esta arribista.

No le podemos pedir que de repente tenga algo de conciencia si nunca la ha tenido por nada y para nadie más que ella misma.
Francisco tendrá que aceptarla como es...

Saludos

Insisto... dijo...

Ey' ella ayuda al padre Ortíz cuando pide ropa y alimentos.Pa' que sepan!

juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!