lunes, 9 de julio de 2012

¿Y si lo reconquisto?


Juan Antonio se hizo el loco. Me miró unos segundos con cara de sorpresa, pero después siguió jugueteando con la mujer esa como si nada.

Subí a la habitación y pedí tres vodka tónica, y me senté a tomarlos mientras Felipe seguía roncando. En la mañana le diría que me sentía mal, que me había enfermado, para que nos fuéramos. No pensaba seguir ni un minuto más con él, era hora de tomar las riendas de mi vida y hacer lo que yo quiero.

Cuando estábamos en el lobby esperando que cerraran la cuenta, pasó Juan Antonio. Le dije algo de disculpa a Felipe y fui a enfrentarlo.

-          ¿Por qué me hiciste esa desconocida anoche?

-          Porque saludo solamente a la gente que me agrada. ¿Ese tata es tu nueva víctima?

-          Qué antipático, Juan Antonio. Te desconozco.

Me alejé, caminando de la forma más orgullosa que pude. Le dije a Felipe que manejara, porque la verdad tenía mucha rabia. Apenas hablé en el camino de vuelta, sólo quería llegar a mi casa.

Felipe se comportó de una manera bien cariñosa, de seguro estaba preocupado por mi “enfermedad”. Mi mamá estaba en la casa, por lo que estuve obligada a presentárselo. Un gusto conocer al hombre misterioso que no tiene tiempo para almorzar con mi hija como la gente, le dijo de entrada. Lamentable frase, porque quedaron de ponerse de acuerdo un “día de estos” para que viniera a almorzar.

Me fui directo a encender el computador, sin escuchar a mi mamá y sus preguntas tontas. Estaba decidida a encontrar ese mismo día un departamento y hacerme cargo de la vida tal como me gusta: sin marido, sin hijos, con plata y libertad. Llamé a la Lena para preguntarle sobre las andanzas de Juan Antonio, ya que son “íntimos”.

-          Es que no te puedo contar nada.

-          ¿Cómo es eso?

-          Tal como soy tu amiga y no le cuento a nadie lo que conversamos, hago lo mismo con Juan Antonio.

-          ¿Es una broma, Lena? ¿Qué clase de amiga se supone que eres?

-          Una buena amiga.

-          Nosotras somos íntimas desde el colegio, ¿De cuándo eres amiga de Juan Antonio? ¿Dos años? ¿Seis meses?

-          Qué pesada que eres. Sólo trato de ser justa.

-          Quédate con tu justicia. Y con tu salón de té también.

-          ¿Te tinca la idea de ser mi socia?

-          Ahora no, Lena. ¿Cómo podría trabajar tranquila si no existe la lealtad que antes teníamos?

-          Pucha, no seas así. Estoy segura que juntas nos irá muy bien, juntamos tu buen gusto y mi experiencia en la cocina…

-          No me hagas la pata, Lena. Mira, si yo fuera amiga de tu marido y él me contara cosas sobre ti, lo primero que haría sería llamarte y decirte todo.

-          Si sé, tienes razón. ¿Pero de verdad quieres que seamos socias en el salón de té?

-          Te reconozco que estaba indecisa, pero esta salida con Felipe me sirvió para aclarar mis ideas.

-          ¿Y cómo te fue con él?

-          Pésimo, me cargó. Le inventé una enfermedad para venirnos antes. Y allá me encontré con Juan Antonio, y estuvo bastante mal educado conmigo.

-          Es que está dolido contigo desde lo de Javier.

-          ¡Pero si ya pasó casi un año!

-          Para que veas. Sin embargo, siempre siempre me pregunta por ti, que como estás, que si tienes pareja, dónde estás viviendo, ese tipo de cosas.

-          ¿Y la mujer que andaba, la ubicas?

-          Da lo mismo, siempre cambia. Está hecho un fresco, lo vieras.

¿Y si aparte de comprarme un regio departamento, dedicarme al negocio con la Lena, reconquisto a Juan Antonio?

No hay comentarios: