Felipe
llegó a mi casa alrededor de las cuatro de la tarde el jueves. Le insistí que
tratara de apurarse, porque me carga manejar con lluvia y de noche. Además que
mi idea era irnos juntos en un solo automóvil, y cómo yo conozco el lugar,
quedamos de irnos en el mío.
Agradecí
internamente que mi mamá no estuviera en la casa porque de seguro lo llenaría
de preguntas y después me diría: ¡Por
favor cómprale ropa a ese pobre hombre! Felipe vestía sus clásicos
pantalones de cotelé horrendos, unos bototos de seguridad, y una parka de los
años 80, arrugada.
Ya en
camino, con sus preguntas desubicadas me comencé a arrepentir de ir con él.
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¿Y
para qué tienes esta media 4 x 4 si andas sola? Además se las pasan robando.
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Quería
un cambio. Y no estaciono en cualquier lugar, imposible que me la roben.
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Igual
es mucho auto para ti, mujer. ¿Cuánto gastas en bencina?
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Lo
que tenga que gastar nomás. ¿No te enseñaron que hablar de dinero es mala
educación?
-
Es que te pondrías comprar un auto más cómodo
para andar en Santiago.
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Este
es muy cómodo para mí, muchas gracias por tu preocupación.
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¿Y
decidiste en qué invertir? Para que no sigas gastando tu plata.
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La
Lena quiere poner un salón de té y quiere que la ayude, pero lo estoy pensando.
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¿Un
salón de té como alemán?
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Claro.
-
Me
parece excelente idea. Santiago está lleno de viejas siúticas buscando un lugar
así. Tendrían que tener kuchenes diet y ese tipo de tonteras.
No
hablamos mucho el resto del camino, por último callado recuerdo que tiene
plata, es viejo, tiene hijos grandes, y
me quedo tranquila con la decisión. Porque el hotel es harto caro, y lo estoy
pagando yo.
Llegamos
alrededor de las 8 de la noche al hotel. Precioso, finísimo. Me encantó. Pero
apenas nos llevaron a la habitación, Felipe me miró y se me abalanzó encima.
Por poco no me viola. Para no parecer frígida ni nada, recordé cuando andaba
con Javier y Juan Antonio, y así fue un poco más llevadero. Me pidió disculpas
por haber durado tan poco, me prometió que las otras veces serían mejor, que
hacía harto tiempo que no estaba con una mujer y varias cosas más. Le dije que
no se preocupara, que lo entendía. Me di una ducha larga y bajé a la piscina
temperada. Felipe roncaba.
Llamé a
la Alison para contarle lo que había pasado: Si no te calienta en la cama estamos mal, amiga. Me metí a la
piscina y nadé un buen rato, para no llorar. Pero no pude controlarlo, y me
senté en la orilla llena de angustia. Pensaba que la señora del tarot tenía
razón, quizás invertir en el salón de té de la Lena, comprarme un loft en un
barrio tranquilo y vivir mi vida sin importarme lo que diga el entorno social.
Mientras
respiraba hondo para controlarme, escuché una pareja riéndose. Abro los ojos, y
veo a Juan Antonio con una mujer, felices jugando en el agua.
1 comentario:
Juan Antonio???? NOOOOOO!!! porq tan cortito el capsie???? :) muy buena la historia
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