- Amor, necesito hablarte de la reunión del viernes.
- Ah no, que lata hablar de trabajo en la casa.
- La verdad es que quedé un poco desilucionado de tu labor en la tienda.
- ¿Desilucionado? ¿A qué te refieres?
- Se supone que la reunión era para presentarnos unos cuantos proyectos o ideas acerca de la inauguración, y no llegaste con nada.
- ¿Cómo que con nada? Si les dije mis ideas.
- Pero necesitamos un proyecto, valores, si es con una productora, cuantas modelos, qué tipo de música, cosas en concreto.
- Pero si te dije que una de las niñas está cotizando con varias productoras.
- Es que ese es el problema. Tienes que hacerlo tú.
- ¿Y por qué?
- Porque la tienda es tuya, por eso.
- No te pongas latero Francisco. Obvio que es mía, pero por algo soy jefa.
- Ser jefe significa tener responsabilidades, no que te hagan las cosas.
- ¿Acaso quieres que yo llame y hable con esa gente?
- No veo el problema que lo hagas.
- ¿No ves el problema? Pues yo sí lo veo. Y no lo haré, no haré esa rotería.
- ¿Llamas rotería al trabajo?
- A ver, Francisco, déjame decirte algo. Tú conoces a mi familia hace años, sabes como es mi mamá, mi papá, como me educaron.
- Déjame decirte que tu papá está feliz con que trabajes.
- Mi mamá casi se murió. Pensó que estábamos casi en la bancarrota. Y no me desvíes del tema. Lo que te quiero decir es que tú sabes cómo es mi estilo de vida, así me conociste, así me aceptaste y antes del terremoto terrible no te molestaba.
- Me hubiera gustado que me acompañaras al sur a ver a esa pobre gente cómo quedó sin nada, a esas mujeres luchadoras, sacando adelante a su familia, felices con un litro de leche...
- ¿Y por esa gente yo tengo que trabajar, comprarme menos ropa, dejar de ir a mis restaurantes favoritos con mis amigas?
- Lo hemos discutido un millón de veces. Se trata de dar las gracias por la vida que tenemos, por eso es importante trabajar y ayudar.
- Ayuda tú por los dos, ya te dije.
- Pensé que la tienda te iba a gustar, que te ibas a involucrar en este proyecto, que nos serviría para nuestro matrimonio.
- ¿Quieres que te recuerde el porqué nos separamos?
- Quiero que me comprendas.
- Mira Francisco, te lo digo de nuevo para que no se te olvide: no fui criada para trabajar. Si hago esta tontera de la tienda, es con la esperanza que vuelvas a ser el hombre con el que me casé.
- Soy el mismo, lo que pasa es que ahora tengo conciencia social.
- Y yo ayudo mucho al padre Ortiz cuando pide ropa y alimento para los pobres, y no por eso quiero que tú seas otro. ¡Se me olvidaba! Fidelidad me gustaría de tu parte. ¿Mucho pedir?
4 comentarios:
Esta mina es realmente insoportable, que ganas de aplaudirle los cachetes!!!!
Pero no puedo dejar de leer, es adictivo jaja. Saludos
conciencia social... interesante
Sabes... a pesar de todo ... en este caso, le encuentro algo de razón a esta arribista.
No le podemos pedir que de repente tenga algo de conciencia si nunca la ha tenido por nada y para nadie más que ella misma.
Francisco tendrá que aceptarla como es...
Saludos
Ey' ella ayuda al padre Ortíz cuando pide ropa y alimentos.Pa' que sepan!
juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
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