Pensé que me iba a aburrir mucho en estas vacaciones, eso de hacer todos los días lo mismo me parece una lata. Lo que rompió la monotonía fue la llegada del gringo del trabajo de Francisco con la rota de su mujer, esa que aseguran que era su empleada doméstica antes de casarse. Siempre la evito - lo peor de los rotos son los rotos con plata - pero ese día me había tomado varios vodka tónica , por lo que no tuve problemas en escucharla.
Comenzó contándome que cada vez que pilla a su marido -mi Jimmy- en algún paso raro con alguna mujer, ella le pide algo a cambio, como una forma de perdonarlo. Y luego, de la nada, me pregunta:
- ¿Y tú, que le pediste a Panchito?
- No te entiendo.
- Está bien que quieras olvidarlo, pero no te puedes hacer la loca conmigo.
- ¿Te refieres a la relación extramarital con la rota teñida que tuvo?
- Si poh. Si todos supimos. En todo caso todo el mundo le decía al Panchito que cómo te podía haber dejado, que acaso no se daba cuenta de la gran mujer que tú eres. Para mí, le dieron agüita de poto.
- Mira, no tengo idea que le habrá dado la rota esa, ni me interesa.
- El problema es que estos hombres son tan calientes. Si no me acuesto con mi Jimmy cada vez que él quiere, ligerito anda mirando a esas yeguas que se le ofrecen. Si hasta me compró de esos disfraces eróticos. Tengo de enfermera, diabla, profesora, policía, escolar. ¿Y tú, cómo lo haces con Panchito?
- La diferencia con ustedes es que nosotros somos católicos, por lo tanto, seguimos los preceptos de la Iglesia.
- Pero a los católicos también se le para poh.
- Me ibas a contar lo último que le pediste a tu marido.
- ¡Tienes razón! Mírame bien y dime qué tengo de diferente - se puso de pie y dio una vuelta.
- ¿Te pusiste trasero? - le dije por decirle algo; nunca se sabe con los rotos.
- No, si este es mío. Me hice una lipoescultura. ¡Bajé una talla!
- Te felicito, supongo.
- Tú deberías ponerte pechugas. ¿No te encuentras un poco plana?
- Mis ancestros son europeos, y por eso mi cuerpo es así: delgado, elegante y distinguido.
- Para mí es sinónimo de fome. Si tuvieras más carne tendrías al hombre que quisieras.
- Con Francisco me basta y me sobra.
- Pillina, no te creo. Me acuerdo del verano que te pillé triste por penas de amor.
- Cosas tuyas. El único hombre de mi vida es Francisco.
- Yo también amo a mi Jimmy, pero igual los ojos se me van si veo un buen poto, por ejemplo.
- Me imaginaba que les miras el trasero a los hombres.
- ¿Tanto se me nota? Ojalá que no, porque mi Jimmy me mata.
- No se te nota, tranquila.
- Ya poh, dime que le pediste al Panchito por la gorreá.
- Te juro que nada.
- Que eres tonta, deberías aprovechar que tienen cargo de conciencia.
- Mi formación católica me lo impide.
Columna semanal que cada lunes se actualiza. Mi blog personal lo encontrarán en mi perfil, y si quieren entender a esta mujer, lean del principio.
lunes, 15 de febrero de 2010
lunes, 8 de febrero de 2010
Como marido y mujer.
Francisco está viviendo en mi departamento por culpa de mi mamá. Por su culpa tampoco iré de vacaciones a esquiar a Italia.
Ocurre que mi madre -que adora a Francisco- lo invitó a almorzar y se enteró de todo: que hasta el momento no habíamos dormido juntos, que la reconciliación era de la boca para afuera, que yo lo tenía es ascuas. Cuando lo encaré por estar contando nuestra intimidad, me contestó que un caballero jamás le miente a una señora distinguida.
Lo bueno es que a mi mamá le pareció muy bien la idea de vivir en otro lado, opinión que obligó a Francisco a comprar el departamento de mis sueñas. De vuelta de las vacaciones viviremos allí.
Estas dos semanas viviendo como "marido y mujer", Francisco ha estado de lo más obsequioso conmigo; me compra todo lo que le pido. Tengo ropa hermosa de la temporada otoño-invierno, y -como se acerca mi cumpleaños- haremos una gran y elegante fiesta de disfraces. El único problema es que todo el mundo sale de vacaciones y los lugares donde quiero cotizar las invitaciones, vuelven en marzo. No me queda otra opción que preocuparme de la ropa que llevaré a las vacaciones.
Ojalá Francisco se dé cuenta de la gran mujer que soy y que casi casi se pierde, porque nos encontraremos con la misma gente de todos los veranos, y de seguro estarán todos esperando ver mi cara después de la infidelidad con la rota. Pero como soy una mujer decente y de buena familia, iré con la frente en alto, regia, tomaré sol, me reiré y mientras tanto organizaré mi cumpleaños. Según la Lena soy una alharaca porque falta mucho para abril, pero encuentro último hacer las cosas a última hora.
Ocurre que mi madre -que adora a Francisco- lo invitó a almorzar y se enteró de todo: que hasta el momento no habíamos dormido juntos, que la reconciliación era de la boca para afuera, que yo lo tenía es ascuas. Cuando lo encaré por estar contando nuestra intimidad, me contestó que un caballero jamás le miente a una señora distinguida.
Lo bueno es que a mi mamá le pareció muy bien la idea de vivir en otro lado, opinión que obligó a Francisco a comprar el departamento de mis sueñas. De vuelta de las vacaciones viviremos allí.
Estas dos semanas viviendo como "marido y mujer", Francisco ha estado de lo más obsequioso conmigo; me compra todo lo que le pido. Tengo ropa hermosa de la temporada otoño-invierno, y -como se acerca mi cumpleaños- haremos una gran y elegante fiesta de disfraces. El único problema es que todo el mundo sale de vacaciones y los lugares donde quiero cotizar las invitaciones, vuelven en marzo. No me queda otra opción que preocuparme de la ropa que llevaré a las vacaciones.
Ojalá Francisco se dé cuenta de la gran mujer que soy y que casi casi se pierde, porque nos encontraremos con la misma gente de todos los veranos, y de seguro estarán todos esperando ver mi cara después de la infidelidad con la rota. Pero como soy una mujer decente y de buena familia, iré con la frente en alto, regia, tomaré sol, me reiré y mientras tanto organizaré mi cumpleaños. Según la Lena soy una alharaca porque falta mucho para abril, pero encuentro último hacer las cosas a última hora.
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