lunes, 20 de septiembre de 2010

Gracias al huacho de Francisco.

Después que se fue Francisco me tomé tres vodka tónica sentada en la terraza, pensando con la cabeza fría. Claro, me deja este departamento, pero ¿por cuánto tiempo? Primero, está a nombre de él, ya que nos casamos con separación de bienes, por lo tanto no me toca ningún pedazo. Segundo, me puse a sacar cuentas: si me voy a vivir a uno de mis departamentos, con el arriendo del otro no me alcanza para vivir como acostumbro.


Llamé a mi mamá para contarle la noticia; necesitaba sus consejos.


- Hija, lo que debes hacer es lo siguiente: perdonas a Francisco, él vuelve a la casa contigo y, una vez que nazca el huacho, le hacen el ADN. Si llega a ser de él, le pasan plata mensualmente y asunto arreglado. Incluso le puede regalar un departamentito, de esos baratos, para que la rota esa críe al niño. Y por supuesto, te embarazas lo antes posible.
- Olvídalo mamá. Esta nueva infidelidad de Francisco ya la sabía, y este asunto del embarazo me da lo mismo. Si lo único que me preocupa es el cómo viviré.
- Nada de eso. No te quiero ver de nuevo viviendo como soltera. Perdonas a Francisco y asunto arreglado. Pídele el departamento a tu nombre, un refugio en la nieve. ¿Te acuerdas de la Loreto Smith? Le pasó lo mismo que tú, aunque peor, porque el Tito la engañó con la empleada, te mueres lo que fue eso. Y ahora es una viuda con mucho dinero gracias a las propiedades que tiene.
- Quiero tener el mismo dinero pero joven, mamá. Además que no quiero estar más con Francisco.
- Si tienes un amante y estás pensando en vivir con él, ni lo sueñes. Vuelves con Francisco y punto. Ya pasé bastante verguenza justificándote cuando viviste sola. ¿Qué quieres que diga ahora, que tu marido embarazó a su amante y que tú estás viviendo quizás con quien?


A los pocos minutos me despedí de ella, dejándole en claro que no le haré caso.


Me puse a revisar mi agenda telefónica, necesitaba hablar con alguien que me diera un buen consejo. Entonces me acordé de una clienta de la tienda, una abogada con pésimo gusto para vestirse, pero gracias a mi ayuda la convertí en una mujer elegantísima. Y gracias a ella ya sé que hacer: tengo que hablar con Francisco y decirle que tiene dos opciones: llegar a un acuerdo económico y divorciarnos de mutuo acuerdo en forma expedita, o pasar verguenza en tribunales, porque le pido la compensación económica por los años de casados, probando la infidelidad.


Fue como un bálsamo escucharla, porque así solucionaba mi vida: me quedo con este departamento y vivo de los arriendos de los otros dos. O arriendo este (para qué quiero tanto espacio para mí) y me voy a vivir al más pequeño. Y todo gracias al hijo de Francisco con la pobretona.


Feliz como estaba, llamé a Javier. Y él me dio una mejor noticia: que estas Fiestas Patrias no tocará en ninguna parte (la gente sólo escucha cumbias, me explicó) y que nos podríamos escapar a las cabañas de un amigo, en Las Cruces. Le dije que sí porque estoy segura que en ese lugar jamás encontraré a nadie de mi círculo. Y si me preguntan dónde andaba, diré que me deprimí tanto con la infidelidad de Francisco que me encerré en mi casa todos estos días.

Y todo gracias al huacho de Francisco.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Francisco se decidió.

Venía llegando de almorzar con la Lena. El vino me había dado sueño y lo único que quería era acostarme a dormir una siesta. Pero apenas entré al departamento me recibió la nany con cara rara: la están esperando, me dijo. Fui a la terraza y veo a la promotora pobretona ponerse de pie.

- ¿Qué haces en mi casa?
- Tengo que hablar contigo algo muy importante.
- No tengo tiempo. Ahora por favor te pediría que te fueras.

Pero en vez de irse, abrió un sobre y me pasó un papel.

- ¿Qué es esto?
- Leélo.
- No tengo tiempo ni ganas.
- Es una muestra de sangre que indica que estoy embarazada.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
- Que es de Francisco, tu marido.
- No mi linda, esto indica que estás embarazada. De quien, eso es otro tema.
- Francisco está feliz. Pero no creo que te hayas dado cuenta, si ni te preocupas por él.
- Cuida tu boca niñita. Conozco a las de tu clase, obviamente que el próximo paso era el embarazo para amarrar a un hombre distinguido y con dinero, como mi marido.
- No necesito de su plata. Trabajo, y todo lo que tengo lo he conseguido gracias a mi esfuerzo.
- Me da lo mismo tu vida. Ahora por favor ándate.
- Francisco viene en camino. Te va a dejar y se va a vivir conmigo.
- ¿En serio? Mira tú. Ahora por favor ándate.
- Voy a esperar a Francisco acá.
- Te vas en este minuto, sino te juro que llamo a los carabineros.

Mientras la veo salir llamo a Francisco, quién no me contesta. Hablo a su oficina y la secretaria me dice que no está. Desde el balcón diviso su auto entrando al estacionamiento, mientras la promotora pobretona lo saluda y entra con él. Lo voy a esperar a la entrada. Obvio que con la puerta cerrada, no pienso hacerle un escándalo.

El muy fresco hizo pasar primero a la promotora pobretona. Lo paré en seco.

- Ella se queda afuera. Y fuera del edificio también.

La pobretona me hizo caso, obvio que por conveniencia, para que Francisco crea que es sumisa y buena. Antes de entrar al ascensor le dijo: te espero en la casa. Mi maridito le dijo que sí con la cabeza.

- Asi es que tienes otra casa aparte de esta. ¿Y qué es eso que la pobretona está embarazada de ti?
- Es verdad. Voy a ser papá. Lo que te vengo pidiendo desde que nos casamos.
- Te acordaste que somos matrimonio.
- No seas irónica, sabes que hace tiempo que no estamos bien.
- ¿Te digo de cuando? Desde que me engañaste con la rota esa teñida. Y te perdoné, me tragué mi orgullo y pensé que podía volver a confiar en ti. Y de nuevo me equivoqué.
- La culpa es mía. Debimos conocernos más antes de casarnos, y me hubiera gustado que me dijeras desde el principio que no querías ser madre.
- Qué pésima excusa para tus infidelidades.
- No son excusas.
- ¿Y desde cuándo que me engañas con tu nueva conquista? Porque si está embarazada de ti, algún tiempo deben llevar juntos.
- Desde junio.
- ¿Y nació como una calentura y después te enamoraste? ¿O acaso le crees que tú eres el padre de esa guagua que espera? Porque te digo de inmediato que las pobretonas como ellas así actúan: se embarazan para amarrarte. Si ya la veo viviendo aquí, feliz de la vida.
- Te dejo este departamento. Me voy a vivir con ella. La verdad es que hace unas semanas te lo quería decir, pero no me atrevía.
- Siempre has sido un cobarde, Francisco.
- Es verdad, te lo concedo. Pero ahora es mi oportunidad de hacer lo que sí quiero en la vida: tener una familia.

Le pegué una cachetada con todas mis fuerzas. ¿Qué se cree el muy estúpido? ¿Dejarme él a mi? ¿Y por esa promotora pobretona?

lunes, 6 de septiembre de 2010

Copuchando con la Alison.

- ¿Te conté que la Mapuchita no cantó esa noche?
- ¿En serio Alison? ¿Y cómo lo lograste?
- Hice un escándalo, me inspiré en ti. Le dije al tipo que está a cargo del local que era el colmo del rasquerío, que yo pensaba traer a mis amigas para acá pero con este tipo de clientes ya me estaba arrepintiendo, que si él sabía quien era mi marido...
- ¿Por James? ¿Qué tiene que ver?
- Nada poh, pero se me ocurrió nomás.
- ¿Y te dijo algo más la mapuchita?
- Me miró feo y me dijo: "dile a la calentona de tu amiga que tenga cuidado." Y yo que tú lo tendría.
- La mapuchita es parte del pasado, Alison.
- En serio, ten cuidado. ¿Y si va donde Panchito y le cuenta de Javier?
- No creo, además que Francisco no la tomaría en cuenta. Capaz que piense que es una empleada que viene a ofrecerse, y menos la escucharía.
- Chuta, yo igual le tendría respeto.
- Pero no hablemos más de la mapuchita.
- Tienes razón. Mejor cuéntame cómo va la cosa con Javier. ¿No le importa que seas casada? Porque él quiere tener una relación contigo, ¿O no?
- Fíjate que es como romántico en ese sentido. Me dijo que tenía ganas de despertarse en la mañana y verme a su lado, que cuando llegue de hacer clases yo lo estuviera esperando para cenar, cosas así.
- Es que es bien solo, por lo que me ha contado Gabriel.
- De todas maneras yo paso harto con él, porque Francisco está desaparecido con la promotora pobretona esa. Antes se inventaba reuniones, o partidos de tenis y cosas así. Ahora llega tarde y yo ni le pregunto. Y si yo no he llegado, tampoco me pregunta nada.
- Que tienes suerte, James siempre anda vigilándome.
- ¿Y la promotora que anda con él?
- Si la tiene para puro acostarse nomás. Me tinca que a Panchito le gusta como de verdad. De nuevo, ten cuidado.
- ¡Pero Alison, cómo se te ocurre que le va a gustar de verdad esa pobretona!
- Pero es que tú lo tienes bien botado, y quizás ella le da cariño, le cocina, como un hogar. Por lo menos así yo conquisté a mi Jimmy y me resultó de lo más bien.
- Es que James pertenece a otra cultura. Acá en Chile es distinto, por lo de las clases sociales.
- Puede ser, pero la promotora parece una cabra joven luchadora nomás. Alguna vez yo también fui así. Por eso te advierto que cuidado.
- Mira, Francisco ya me perdió una vez y sabe lo que valgo. Además que nuestros padres son amigos y mi mamá me contó que mi suegro lo retó tanto por esa vez que anduvo con la teñida.
- ¿Y no te dan ganas de hacer tu vida con Javier?
- ¿Y vivir en el loft en ese barrio horrible? Ni loca.
- ¿Entonces Javier no te ha pedido nada a cambio por estar con él?
- Llegamos a un acuerdo: él corrió a la mapuchita de su vida y yo me separaré de Francisco. Por eso paso más tiempo con él, para que me crea.
- ¿Le mentiste?
- Obvio. No me quedó otra.